Washington, 11 sep (Prensa Latina) Las víctimas del 11 de septiembre permanecen en la memoria de Estados Unidos, a 21 años hoy de que cuatro aviones se estrellaran en diferentes puntos y acabaran con la vida de casi tres mil personas.
En ocasión de la fecha, el presidente Joe Biden proclamó las jornadas desde este 9 de septiembre como Días Nacionales de Oración y Conmemoración, e invitó a los norteamericanos a honrar a los afectados por el ataque terrorista y sus seres queridos con buenos deseos, servicios, visitas, vigilias y otras actividades.
Según anunció la Casa Blanca, el mandatario rendirá tributo a las víctimas de la tragedia ocurrida luego de que dos aeronaves impactaran contra las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York; una en el Pentágono, cerca de Washington, y otra próxima a Shanksville, Pensilvania.
También en cada aniversario las familias de las víctimas se reúnen en una ceremonia en la plaza del Memorial del 11 de septiembre y leen en voz alta los nombres de los dos mil 983 hombres, mujeres y niños que fallecieron en los atentados del 2001 y del 26 de febrero de 1993 contra el World Trade Center.
De igual forma, varios edificios de Nueva York iluminan sus tejados o fachadas con un color azul cielo en recuerdo de quienes perecieron.
Luego del considerado el atentado más mortífero en la historia nacional, el Congreso y la Casa Blanca respondieron con una expansión sin precedentes de los poderes militares, policiales y de inteligencia destinados a erradicar y detener a los terroristas en el país y en el extranjero.
Las tropas estadounidenses fueron desplegadas en Afganistán, porque supuestamente allí el movimiento Talibán daba refugio al grupo terrorista Al Qaeda, responsable de los ataques.
En opinión de analistas, durante las dos décadas del conflicto bélico las fuerzas de Washington y sus aliados de la OTAN no lograron derrotar a los talibanes, ni establecer una democracia a su conveniencia, pero sí avivaron la propagación de grupos extremistas islamistas.
En agosto de 2021 Biden completó el retiro de las tropas de Afganistán y puso fin a la guerra más larga de Estados Unidos, sin embargo, a diferencia de lo que el mandatario esperaba, resultó un fracaso reflejado en la disminución de su índice de popularidad en las encuestas y fue considerado un punto de inflexión en su presidencia.